miércoles, 2 de febrero de 2011

Mejorar la cultura, misión de creadores artísticos

Cirilo Recio
En los últimos meses se han hecho esfuerzos para establecer un diálogo entre creadores artísticos. Se trata de un proceso de comunicación necesario en este tiempo en Saltillo por varias razones que sería imposible enumerar ahora, pero que representan -en breve- la urgencia de convocar a las personas que se dedican al quehacer artístico para exponer sus puntos de vista sobre la gestión cultural y artística. No se intenta establecer un diálogo que origine una confrontación, porque ahora lo que más importa es generar las condiciones de una mejor y mayor comunicación entre creadores.
De este diálogo puede esperarse que se encuentren respuestas y soluciones a las realidades del medio del arte en Saltillo –que por cierto van más allá del reparto de maíz de la caja chica presupuestal. La importancia de continuar y reafirmar este proceso de comunicación es más evidente en estos momentos, debido a la cercanía de procesos políticos para el año entrante, en el que es de esperarse una mayor austeridad y hasta desinterés en el área cultural y artística local, porque los presupuestos públicos se destinarán con toda seguridad a campañas políticas de diversas índole e interés.
Ahora bien, aunque es necesario establecer una nueva relación entre el sector público y el civil en materia cultural y artística, como lo ha externado Lucina Jiménez, de Conarte Nuevo León, el primer paso innegable es que el medio artístico y cultural desarrolle una firme postura ante un medio institucional que al parecer, está orientado a servirse y servir al poder. En este sentido se requiere trascender la afirmación de Fernando de Ita –en el artículo La política de hacer teatro- de que “la única política cultural en México es la del poder”. Hace falta –como dice María del Roble Barrett, directora del Teatro Nazas de Torreón en Apuntes sobre política cultural- “que se convoque al sector artístico y cultural, más allá de las campañas políticas y de las instituciones y que nosotros mismos busquemos espacios de reflexión y que además de los foros de discusión se levanten conclusiones y se lleven a quienes corresponde legislar en la materia.” Es evidente que el medio institucional tiene limitaciones para promover el arte y la cultura. Por lo tanto, es imperioso establecer un medio de autogestión entre creadores de arte y de cultura.
Vivimos circunstancias que plantean grandes desafíos. Existen nuevos y promisorias horizontes, pero también complejos problemas. Estas condiciones reclaman nuevos diálogos en el terreno de las artes y la cultura. El diálogo entre los creadores es indispensable. La formación de coloquios o foros de trabajo entre creadores es fundamental, más allá de la creación de esa filantropía monstruosa e interesada que busca sofocar las iniciativas a través de sistemas de estímulos y becas para mantener a la élite creativa en cautiverio del presupuesto. La iniciativa de las instituciones para convocar ese diálogo es también fundamental, aunque actualmente está ausente y en silencio presupuestal por las campañas políticas en ciernes. Hace falta trascender enfoques elitistas de que la cultura es para unos pocos, de que el arte solamente lo hacen los elegidos. Se requiere además ir más allá de los populismos demagógicos que solamente buscan un control de multitudes como rebaño que va al espectáculo de su propio degüello, porque se ofrecen a veces migajas de cultura y miserias en vez de arte verdadero. Algunos temas que pueden ser considerados en este sentido son:
Tiempos políticos y su influencia en la actividad cultural. Elecciones, foros de consulta ciudadana, problemas socioeconómicos y su tratamiento político, agenda política y su calendarización representan grandes recursos y amplios reflectores que inciden en demérito de la propuesta cultural.

Arte y educación: un binomio inestable en un medio de grandes desigualdades socioeconómicas. La educación puede tener un rol muy relevante en el desarrollo artístico comunitario y personal, sin embargo el enfoque que tiene la actividad artística y cultural dentro de la educación es inadecuado porque se le percibe como un complemento, no como un factor decisivo en la formación integral de la persona.
El valor del arte y la cultura como medios idóneos para trascender problemas de violencia, crimen y marginación social. No se ha reconocido plenamente el papel que tiene el ejercicio artístico en profundos valores de comunicación entre personas, así como para trascender horizontes de desigualdad y malestar material

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