miércoles, 2 de febrero de 2011

La alcaldesa está aquí; el que manda está en San Lázaro




Manuel Padilla Muñoz

Agobiado por una deuda pública estimada en 500 millones de pesos, inédita en su historia; con una carga onerosa de burocracia ineficiente, con funcionarios públicos dedicados más a enriquecerse ilegalmente del erario público, con regidores y síndico de la pasada administración que tramposamente se adjudicaron un mal llamado “bono de marcha” que implicó más de 2 millones de pesos y una alcaldesa que permitió que se perdieran 80 millones de pesos destinados por el gobierno federal para obras urbanas, el municipio de Gómez Palacio navega en el retraso urbano y social y no se le vislumbra progreso.

Víctima de políticos mentirosos ---Ricardo Rebollo Mendoza prometió que dejaría la deuda pública en ceros y no cumplió---, voraces --- Flavio Pérez, siendo director de egresos era, al mismo tiempo, proveedor de despensas, agua purificada y uniformes para los empleados municipales; pero estaba inhabilitado por ley--- e ineficaces ---es una forma de corrupción---, la pasada administración dejó como saldo una nueva camada de ricos que todavía hoy presumen del dinero mal habido.
Sumido en el autoritarismo pues resulta antidemocrático y, cuando menos así lo parece aunque se disfrace, que el “delfín” de Ismael Hernández Deras, el ahora diputado Ricardo Rebollo haya heredado el cargo a su hermana Rocío para que “todo quede en familia”, que muchos ciudadanos, al estar frente al edificio municipal expresen: La alcaldesa está aquí; pero el que manda está en San Lázaro, en franca alusión a que es el imberbe diputado federal el que sigue manteniendo el control político y económico del municipio.
Cuando menos así lo demuestra el hecho que ya siendo diputado federal, habiendo abandonado antes de tiempo, cual vulgar “chapulín”, la alcaldía de Gómez Palacio, muchos funcionarios de su administración buscaban con él soluciones a sus problemas demostrando así que seguía mandando aún a pesar del alcalde sustituto, Mario Calderón Cigarroa, el cual se mostró como un vulgar monigote.

Con la publicación de las cuentas públicas del último biemestre se comprobó que los señores regidores, Anavel Fernández, Pedro Luna, Mario Ortega, Felipe Hernández, Virginia Leyva, Raúl Meraz, Carlos Sonora, Marcos Gómez, Efrén Guerrero (suplente de Sergio Uribe, quien ahora cobra como diputado local) y el síndico Efrén Peña, priistas todos, y también los panistas Alberto Castellanos, Carmen Virgil, Carmen Ávalos, Nareida Marmolejo, Lázaro Castro e Irene Garnier (suplente de Jorge Calero) se echaron a la bolsa una ayudita de alrededor de 140 mil pesos por cabeza, a cuenta del quebrado Gómez Palacio. Una vez más también quedó claro que ser sinvergüenza y abusón no tiene colores en la política, porque aquí los panistas se fueron de la manita con los tricolores. La constante parece en la mayoría de las personas que llegan a un cargo público, exprimir hasta lo posible al erario, en detrimento fundamentalmente de los fregados, quienes siempre sufren con mayor intensidad, las carencias a que los gobiernos normalmente nos tienen acostumbrados.

Este tema penosamente no va dar para más, porque como se señalaba al principio de este espacio, no hay disposición legal que impida o penalice los millones que los señores miembros del cabildo anterior se dispusieron a repartirse, pero sí vale la pena tenerlo en cuenta y en la mesa pública para tratar aunque sea en lo posible a través de la opinión pública, que los nuevos funcionarios, incluyendo por supuesto al cabildo en funciones, contengan un poco más su apetito voraz por el dinero público para que éste pueda ser canalizado en mayores proporciones al bienestar social, que es el fin último de cualquier estado digno de llamarse así.

Por lo pronto la lección que queda es que a los ex regidores les importó un comino lo que le habían hecho a su ciudad y su ayuntamiento al grito de “Gómez, no te acabes” y ciertamente se sirvieron con la cuchara grande, y además, cobardemente escondida.

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